La Iglesia Católica tiene ya nuevo Papa: el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost. Tras el famoso "Habemus Papam", el nuevo pontífice, León XIV, se dirigió desde el balcón de la basílica de San Pedro a los más de 40.000 fieles que esperaban entregados su alocución en la plaza vaticana.
Cuando el sol ya se ponía tras la Basílica de San Pedro, el anuncio del nombre del cardenal elegido por el cónclave generaba cierta extrañeza en la inmensa mayoría de los fieles, que desconocían al purpurado estadounidense: "¿Quién ha dicho?", comentaban un grupo de fieles italianas. "El americano", comentaba otra joven italiana mientras hablaba por teléfono. Unos jóvenes, que ondeaban la bandera de Reunión, reconocían que nunca habían oído el nombre de Prevost.
Sin embargo, esa confusión inicial se tornaba en una ovación ensordecedora cuando el nuevo Papa, León XIV, aparecía en el balcón de San Pedro. "La paz sea con vosotros", han sido sus palabras a los católicos de todo el planeta, un mensaje que ha extendido "a todos los pueblos de la Tierra", con referencias también a la unidad de la Iglesia y de la humanidad. Especialmente sentido ha sido su recuerdo al Papa Francisco, un emotivo "gracias" al difunto pontifice, aplaudido y vitoreado de forma unánime por toda la Plaza Vaticana.
El nuevo pontífice esbozó ante la multitud congregada en San Pedro las líneas que seguirá su pontificado: "Debemos comenzar juntos una iglesia misionera. Una iglesia que construya puentes de apertura y de diálogo, siempre abierta a recibir. Como esta plaza, con los brazos abiertos a todos. Todos aquellos que necesitan caridad. Nuestra presencia, el diálogo y el amor". También tuvo un recuerdo especial para su diócesis en Chiclayo, en Perú, en una sentida dedicatoria en español muy aplaudida en San Pedro.
La fumata blanca ha pillado por sorpresa a la inmensa mayoría de los 40.000 fieles que seguían desde la Plaza de San Pedro el resultado de la cuarta votación del cónclave. El humo provocó una explosión de júbilo que sacudió el corazón del Vaticano, con fieles de todas las edades y procedencias al borde de las lágrimas. "¡Es blanca!", exclamaba una joven italiana. Para la mayoría de los presentes en San Pedro, nada hasta ese momento hacía presagiar que el cónclave había tomado su decisión final: las campanas de San Pedro tocaban a las 6 de la tarde, media hora más tarde de la hora fijada para que el humo saliese de la chimenea de la Sixtina.
Muchos se emplazaban a volver una hora más tarde para ver la fumata a las 19.00 horas, lo que ha hecho que a muchos el humo blanco, a las 18:07, les pillase en los controles de acceso. Con la celebración de la multitud, los aledaños de la Plaza de San Pedro se convirtieron en un correcalles para acceder de nuevo al interior del Vaticano. Pocos minutos después del anuncio, la Guardia Suiza desfiló para dar la bienvenida al nuevo líder de la Iglesia Católica.
Cuando el sol ya se ponía tras la Basílica de San Pedro, el anuncio del nombre del cardenal elegido por el cónclave generaba cierta extrañeza en la inmensa mayoría de los fieles, que desconocían al purpurado estadounidense: "¿Quién ha dicho?", comentaban un grupo de fieles italianas. "El americano", comentaba otra joven italiana mientras hablaba por teléfono. Unos jóvenes, que ondeaban la bandera de Reunión, reconocían que nunca habían oído el nombre de Prevost.
Sin embargo, esa confusión inicial se tornaba en una ovación ensordecedora cuando el nuevo Papa, León XIV, aparecía en el balcón de San Pedro. "La paz sea con vosotros", han sido sus palabras a los católicos de todo el planeta, un mensaje que ha extendido "a todos los pueblos de la Tierra", con referencias también a la unidad de la Iglesia y de la humanidad. Especialmente sentido ha sido su recuerdo al Papa Francisco, un emotivo "gracias" al difunto pontifice, aplaudido y vitoreado de forma unánime por toda la Plaza Vaticana.
El nuevo pontífice esbozó ante la multitud congregada en San Pedro las líneas que seguirá su pontificado: "Debemos comenzar juntos una iglesia misionera. Una iglesia que construya puentes de apertura y de diálogo, siempre abierta a recibir. Como esta plaza, con los brazos abiertos a todos. Todos aquellos que necesitan caridad. Nuestra presencia, el diálogo y el amor". También tuvo un recuerdo especial para su diócesis en Chiclayo, en Perú, en una sentida dedicatoria en español muy aplaudida en San Pedro.
La fumata blanca ha pillado por sorpresa a la inmensa mayoría de los 40.000 fieles que seguían desde la Plaza de San Pedro el resultado de la cuarta votación del cónclave. El humo provocó una explosión de júbilo que sacudió el corazón del Vaticano, con fieles de todas las edades y procedencias al borde de las lágrimas. "¡Es blanca!", exclamaba una joven italiana. Para la mayoría de los presentes en San Pedro, nada hasta ese momento hacía presagiar que el cónclave había tomado su decisión final: las campanas de San Pedro tocaban a las 6 de la tarde, media hora más tarde de la hora fijada para que el humo saliese de la chimenea de la Sixtina.
Muchos se emplazaban a volver una hora más tarde para ver la fumata a las 19.00 horas, lo que ha hecho que a muchos el humo blanco, a las 18:07, les pillase en los controles de acceso. Con la celebración de la multitud, los aledaños de la Plaza de San Pedro se convirtieron en un correcalles para acceder de nuevo al interior del Vaticano. Pocos minutos después del anuncio, la Guardia Suiza desfiló para dar la bienvenida al nuevo líder de la Iglesia Católica.